Tras las inundaciones del Pilcomayo en febrero pasado las compañeras y compañeros de La Curvita se vieron forzados a abandonar sus tierras y trasladarse a un nuevo asentamiento. Sin embargo, el Estado no garantizó que en este nuevo territorio la comunidad contara con los servicios básicos, como luz y agua corriente. Frente a esta situación, los miembros de La Curvita cortaron la ruta 54, donde fueron brutalmente reprimidos por el gobierno de Salta.
Repudiamos esta represión y exigimos al gobierno provincial y nacional que se haga cargo de garantizar los derechos básicos de las compañeros y compañeros de la comunidad.