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El encuentro a modo de introducción comenzó con la identificación de modos de violencias e indicios que establezcan los principios para operar a los afectados o los grupos afectados y establecer relaciones entre violencia y salud.
Luego se destacó que entre la clasificación tradicional los tipos de violencia pueden ser físico, psíquico y sexual y “si bien los diferentes tipos de violencia pueden manifestarse de manera sutil, los efectos sobre la salud no son menores”, resaltó Campilongo.
Además, se brindó herramientas para la identificación de los modos de violencias (acoso laboral, acoso moral, mobbing, acoso psicológico, bullying), vinculandolos a la tipología de enfermedad que genera en cada caso como lo es el estrés, psicoterror, harassment o distrés.
Tanto los trabajadores como los empleadores reconocen cada vez más que las agresiones psicológicas son una forma grave de violencia. En tal sentido, se explicó que el rol del delegado o delegada es fundamental y entre las facetas primarias deberá cuidar con mucha atención, a los afectados/as directos y nutrirse de información desde varias fuentes. Las violencias tienen varias facetas y habrá que poder indagarlas y caracterizarlas.
Por su parte, Eliana Bagnera hizo hincapié en las herramientas jurídicas con que contamos en la legislación actual y los alcances de los recursos expresados en la Constitución Nacional y en la Comisión de Igualdad de Oportunidades y Trato (CIOT).
