Como era esperable en ese contexto, el resultado de esa primera reunión fue muy malo: los acuerdos alcanzados son bastante pobres y la cuestión salarial, por ejemplo, quedó pendiente de una comisión ad hoc, que se formalizó por un acta complementaria, que va a comenzar a analizar el tema. Por otro lado, los “logros” que destaca el comunicado de ATE Nacional son menos que migajas: echar a los Directores del macrismo que se quisieron atornillar al cargo era algo que el gobierno ya había anunciado, la continuidad del presentismo ni siquiera habría que haberla discutido y “sostener la convocatoria interna como modo de regularizar el empleo hasta 2023” oculta peligrosamente el reclamo por la reincorporación de despedidos y despedidas, que debería ser la prioridad para eso.
Una vez más, Cachorro Godoy prefiere encerrarse con los propios a resolver entre cuatro paredes antes que convocar a los trabajadores y trabajadoras y a sus representaciones para coordinar posiciones y acciones y construir una agenda colectiva de reivindicaciones y reclamos. Su legitimidad para hacerlo es además muy dudosa, porque proviene de las escandalosas elecciones del año pasado, llenas de irregularidades gravísimas, todas ellas denunciadas.
Ni el contexto extraordinario que implica la cuarentena para les estatales hizo que ATE Nacional abandone sus habituales prácticas burocráticas y el desprecio que muestra siempre por las seccionales de base. Pero justamente ese contexto es lo que hace que esta vez la cosa sea especialmente grave, porque la situación por la que pasamos les trabajadores también lo es.
Desde ya desconocemos los acuerdos alcanzados en esa mesa paritaria, volvemos a reclamar un espacio democrático de debate en nuestro sindicato y aspiramos a la conformación de una mesa representativa de negociación con el Gobierno Nacional, que aborde de verdad las necesidades de les estatales en esta etapa tan compleja.
