20 marzo 2024
Durante la dictadura trabajadores y trabajadoras fueron secuestrados y mantenidos en cautiverio, muchos de ellos fueron secuestrados de sus lugares de trabajo, dentro de las propias instalaciones y oficinas de cada Organismo. Otras y otros, se vieron obligados a renunciar por persecución ideológica y a muchos y muchas se les aplicó la llamada Ley de Prescindibilidad (Dto. Ley 3090), perdiendo su trabajo.
Una de las características fundamentales que tuvo el Estado Terrorista es la represión a las y los trabajadoras y trabajadores organizados; un fuerte componente anti-sindical para intentar romper con la solidaridad y organización del movimiento obrero.
Como señalara Rodolfo Walsh, en el año 1969, en el periódico de la CGT de los Argentinos:
“Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes ni mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores. La experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las cosas”.
Esto es lo que intentaron las FF.AA. y los responsables civiles de la dictadura cívico-militar, que los trabajadores/as no tuvieran historia, ni doctrina, ni héroes, ni mártires. Sin embargo, no lo lograron, la resistencia del movimiento obrero a la dictadura fue uno de los elementos fundamentales para erosionar el poder militar.
Este gobierno eligió, como uno de sus enemigos, a los sindicatos en general, y a las y los trabajadores estatales en particular.
No lo logró la dictadura y tampoco lo va a lograr el gobierno de LLA. Ninguna derrota es definitiva y con más organización, con más lucha, vamos a frenar las políticas de ajuste contra nuestro pueblo y el desguace del Estado que intentan aplicar.
Este 24 de marzo, todas y todos a la Plaza de Mayo.