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Los resultados electorales del domingo pasado han producido una razonable sensación de inquietud, especialmente entre quienes abrazamos un proyecto popular a favor de los derechos de las grandes mayorías como, creemos, es el que representa el actual gobierno nacional. Es de esperar, por lo tanto, que las fuerzas políticas y sociales que formamos parte de ese espacio afrontemos la reflexión y el debate intenso que momentos como estos requieren.
No obstante eso, es imprescindible cuidar e incluso robustecer la que, creemos, es nuestra principal fortaleza: la unidad del campo popular y la de sus representaciones sociales y políticas, única garantía de que la pelea que aún nos queda por delante pueda ser afrontada con firmeza.
Y esto no sólo porque nada es posible si nos gana la desconfianza y el resquemor, sino principalmente porque no podemos y no debemos flaquear frente a un adversario poderoso que encarna, sabemos ya, un proyecto de país excluyente y mezquino, que expresa además con singular violencia.
Nosotros y nosotras, trabajadores y trabajadoras del Estado, sabemos de sobra de esa violencia y de esa exclusión: miles de despedidos y despedidas, áreas enteras del Estado desmanteladas o reducidas a su mínima expresión y un desprecio sostenido por nuestro trabajo fue lo que vivimos durante los últimos cuatro años de gobierno neoliberal en Argentina, encarnado por los mismos y las mismas que hoy se relamen con su circunstancial victoria electoral y prometen volver, además, con más ensañamiento que antes.
Evitar que eso suceda es y debe ser nuestra principal responsabilidad. Y esa tarea es sólo posible con la unidad férrea del campo popular. Para que el neoliberalismo no vuelva nunca más, para que la patria pueda ser de todos y de todas, para que los derechos sean cada vez más y no cada vez menos, necesitamos debate pero también serenidad, disenso pero también templanza, astucia pero también prudencia.
Desde ATE Capital hacemos nuestro más sincero llamado a conservar la calma, proteger lo conseguido, corregir errores e imaginar soluciones nuevas pero, sobre todo, a sostener la unidad que conseguimos forjar con esfuerzo y responsabilidad, la misma que debe primar en estas horas difíciles.
