21

oct

Vivas las queremos
un solo grito, sin importar de quién

<strong>Vivas las queremos</strong> <br> un solo grito, sin importar de quién
#Actualidad #Gu00e9neros

Histórica marcha en unidad por la lucha contra el machismo y los femicidios

La multitudinaria marcha que el miércoles llenó calles y plazas en varias ciudades del país, de la que ATE Capital participó activamente, será una bisagra, un antes y un después en la lucha contra el machismo y sus consecuencias de toda índole, la más terrible, la que mata mujeres a diario. El último caso, el de Lucía Pérez en Mar del Plata, es el que desató la furia que ni el temporal pudo apaciguar y se multiplicó por cientos de miles.


También fueron calificadas de históricas, de punto de no retorno las dos marchas convocadas por el #niunamenos o los sucesivos Encuentros Nacionales de Mujeres, que ya pasaron las 30 ediciones. Sin embargo, ninguna de esas manifestaciones de las mujeres organizadas logró revertir la tendencia que en los últimos meses hizo recrudecer los casos de agresiones contra mujeres, travestis y transexuales ni el ostensible retroceso en materia de defensa de los derechos de género experimentados desde el cambio de gobierno, de los que el proyecto de cerrar la fiscalía especializada en casos de violencia contra las mujeres es el último ejemplo. 


¿Qué cambió, entonces? Este 19 de octubre se hizo visible, más que otras veces, que el antimachismo y el desmantelamiento de la cultura patriarcal es parte de la agenda política de cientos de organizaciones, políticas, sindicales y sociales, para las que las reivindicaciones nacidas de la desigualdad de derechos entre los géneros no es ya un subtítulo de un programa más general, sino que es parte central de sus reivindicaciones. Y eso, que el antimachismo no distinga por su género a quien lo asume y lo practica es un indiscutible triunfo de las mujeres organizadas, una vuelta de página que hay que celebrar, a pesar de los sinsabores del contexto en el que se da.


Para profundizar ese camino, es indispensable que las organizaciones populares refuercen su mirada honesta hacia adentro, hacia sus propias prácticas y se comprometan a desterrar de ellas todo el sedimento que la tradición machista y patriarcal dejó marcado. Deben ser colectivos plena y orgullosamente antimachistas, capaces de dar la disputa por los derechos de todos los géneros desde todas sus posiciones. El saludable escenario del pasado miércoles alienta la esperanza de que eso no está tan lejos. La pelea será dura, el contexto no ayuda, pero sólo la firmeza y el compromiso demostrados harán que no haya ni una menos, porque será cierto, entonces, que vivas las/nos queremos.  


Compartir