Sí, aunque suene increíble, se estima que el GCBA tiene 70 mil trabajadores, de los cuales casi 23 mil pertenecen a diferentes tipos de contratación precaria. Es un número abrumador desde muchos aspectos. Por la cantidad, por la proporción, porque el que precariza es el mismo Estado cuya función es, se supone, garantizar derechos. Pero es abrumador, sobre todo, por el peso que esto implica en los hombros de esas 23 mil compañeras y compañeros. Abruma la angustia de no poder pensar a futuro, abruma la diferencia salarial con quienes trabajan al lado, abruma la incertidumbre que implica la inestabilidad, abruma la injusticia de los derechos negados.
Nadie puede discutir el compromiso de les estatales con las políticas públicas, con el combate a la pandemia, con la defensa del Estado. Es hora de que el Gobierno de la Ciudad deje de invisibilizar nuestros derechos.