Los encuentros, destinados únicamente a varones de ATE, se realizaron todos los lunes de mayo con la propuesta de poner en evidencia desigualdades, privilegios, imaginarios y micromachismos. "Nadie cambia lo que no registra, por eso que existan estos ámbitos de formación, discusión y debate entre nosotros es fundamental", señaló Martín Leiva, docente del curso que otorgó créditos INAP.
El Taller de Género y Masculinidades en la Administración Pública consistió en cuatro clases de dos horas y significó la institucionalización de la experiencia de talleres para varones que venían sucediéndose en las distintas Juntas. Esta vez, el Taller se hizo en ATE Capital gracias a una apuesta de la Secretaría de Formación en articulación con el Área de Géneros. Más de 50 compañeros participaron y obtuvieron puntaje para la carrera.
La actividad fue pensada para problematizar sentidos naturalizados y generar espacios de reflexión que sirvan para poner en cuestión y en evidencia los mandatos de la masculinidad hegemónica, que siguen siendo determinantes en el "deber ser" varón: las expectativas de ser fuertes, valientes, protectores, racionales, y el cómo esa construcción ubica a las mujer con los calificativos opuestos.
Durante cuatro encuentros se hizo hincapié en la importancia de transversalizar la perspectiva de género en el ámbito de la administración pública, donde también se refuerzan ciertos roles y estereotipos en donde las mujeres (y otros géneros) terminan siendo desjerarquizadas. "Básicamente es pensar y discutir la masculinidad en el ámbito sindical que tiene un imaginario social de que somos feos, sucios y malos. Desde ahí pensar algunas cosas, como qué es ser varón, cómo se construye, cuántos cosas pudimos elegir nosotros los compañeros", subrayó Martín Leiva, trabajador del Instituto Nacional de la Mujer y docente a cargo del curso, el primero de este tipo que se realiza en ATE Capital.
"Los varones no solo ejercen violencia contra las mujeres, sino también contra ellos mismos y contra otros varones", agregó Leiva, aunque "esto sin perder nunca el eje de que son las compañeras las más perjudicadas".
La realización del curso se encuentra enmarcada en la reglamentación de la Ley Micaela en la Administración Pública Nacional, en donde se establece que es de carácter obligatorio que todas las personas que desempeñen tareas en el Estado reciban capacitación con perspectiva de género. La apuesta desde la Secretaría de Formación es replicar este curso en los diversos sectores de la administración nacional y municipal.
"No alcanza con un taller, pero por lo menos los compañeros se van con algunas preguntas, con algunas reflexiones, con muchas dudas que para mí es lo mejor de esto. La pregunta es revolucionaria, uno empieza a cuestionarse a uno mismo para hacerse cargo de los privilegios, de los beneficios y las ventajas de ser varón. Después, el que tiene ganas de trabajar trabaja y el que no, no. Pero nadie cambia lo que no registra", concluyó Leiva.
