12 septiembre 2017
¿Por qué condenamos la presencia de este personaje?
Su visita está enmarcada en un clima de profundización de la represión contra la protesta social, algo con lo que el “Bibi” Netanyahu está completamente familiarizado. En este contexto, el gobierno de Macri y su Ministra de Seguridad Patricia Bullrich (responsable política de la desaparición forzada de Santiago Maldonado) firmarán convenios de cooperación y sellarán acuerdos por la compra de armas por más de 200 millones de dólares, incluyendo 4 lanchas con armas de guerra por 50 millones y de sistemas de vigilancia por más de 34 millones, sin licitación y en forma directa. Viene acompañado de más de 30 empresarios y un número no determinado de agentes de inteligencia de la Mossad, quienes despliegan desde hace algunos días un formidable dispositivo de seguridad y espionaje, ante la pasividad del gobierno argentino. No comprendemos realmente cuales son los objetivos de fondo de estos acuerdos, pero el gobierno argentino viene profundizando el giro diplomático hacia las principales potencias imperialistas, ratificando la dependencia económica y el realineamiento con sus intereses neo-coloniales.
¿Por qué repudiamos desde ATE Capital la visita de este personaje siniestro? Líder del partido de derecha Likud, y aliado a otros movimientos de extrema derecha como Hogar Judío o Nuestro Hogar (quienes plantean incluso la expulsión de los palestinos y rechazan cualquier reconocimiento de autodeterminación para Palestina) es el responsable desde 2009 de tres operaciones militares sobre la Franja de Gaza, territorio autónomo de la nación Palestina. Las operaciones Plomo Fundido (2009), Pilar Defensivo (2012) y Margen Protector (2014) dejaron un saldo de más de 3700 muertos y 16200 heridos, en su mayoría civiles. La última ofensiva sionista en Gaza dejó 458 niños y niñas asesinados tras los ataques y bombardeos a escuelas, hospitales y mezquitas. El gobierno de Netanyahu recibió la condena de organismos como Amnesty Internacional, quienes lo consideran un criminal de guerra por atacar civiles indefensos y por el uso de bombas racimo de fósforo, absolutamente prohibidas por su poder letal y por los graves daños que ocasiona a personas y al medio ambiente. También la Corte Penal Internacional lo acusa de cometer crímenes contra la humanidad.
Por otra parte, desde su primer mandato en 2009, se ha intensificado su política de colonización de territorios palestinos en Cisjordania, a través de la construcción de asentamientos ilegales, que le valió una dura condena del Consejo de Seguridad de la ONU en 2016. Se agravaron las violaciones a los derechos humanos, la cárceles israelíes continúan poblándose de miles presos políticos, incluyendo menores de edad, que pasan años en prisión sin juicio justo ni condena y la vida cotidiana de los palestinos que viven en territorios ocupados y que se ganan la vida trabajando en las ciudades israelíes, se parece a una tortura que deben padecer cada vez que pasan por un puesto de control. Por si esto fuera poco, el Primer Ministro israelí se niega a conceder la extradición a la Argentina del represor Teodoro Aníbal Gauto, ex-agente del Batallón 601, juzgado por la comisión de crímenes de lesa humanidad en el centro clandestino La Cacha.
En suma, ofensivas militares, demonización permanente del pueblo palestino, robo de tierras y ocupación colonial, presos políticos y bloqueos humanitarios, son la marca indeleble de la política sionista sobre la población árabe-palestina, y que tiene como propósito destruir su identidad como pueblo y negar su derecho a la autodeterminación. Por todo esto, condenamos su visita a la Argentina, y repudiamos el acercamiento estratégico del gobierno argentino a un Estado que ostenta una de las fuerzas militares más poderosas del planeta. También repudiamos el verdadero acto de cinismo y desprecio por la dignidad de millones de palestinos que sufren día a día, que la Legislatura porteña haya votado declarar “ciudadano ilustre” a un jefe de Estado que ha perpetrado crímenes de lesa humanidad. Su presencia pone en riesgo la estabilidad de la región y devuelve a nuestro país al escenario del “terrorismo global”, implicando un grave retroceso luego de que desde 2010 el gobierno argentino y la mayoría de los gobiernos populares de Sudamérica reconocieran de facto a Palestina como un Estado de pleno derecho, dentro de las fronteras establecidas en 1967 por las Resoluciones de la ONU.