Editorial: Las elecciones de octubre son clave:
Votar en defensa propia

02 agosto 2017

Editorial: Las elecciones de octubre son clave:<br><strong> Votar en defensa propia</strong>
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Otra vez sopa. Otra vez, para el gobierno de Mauricio Macri las trabajadoras y los trabajadores estatales somos un problema, un gasto, algo que sobra, que está demás. Según informaciones periodísticas conocidas en las últimas semanas, luego de las eleccio

Otra vez sopa. Otra vez, para el gobierno de Mauricio Macri las trabajadoras y los trabajadores estatales somos un problema, un gasto, algo que sobra, que está demás. Según informaciones periodísticas conocidas en las últimas semanas, luego de las elecciones de octubre el gobierno nacional tiene planeada una nueva ola de despidos, con los que pretende arribar a la tan mentada “dotación óptima” diseñada por el Ministerio de Modernización, bajo la tutela de costosas consultoras internacionales. 


Aunque dolorosa y preocupante, la avanzada no es una novedad. Lo avisamos: durante 2016 iban a despedir trabajadores y trabajadoras estatales, nuestros salarios iban a perder poder adquisitivo y las tarifas de los servicios y del transporte iban a aumentar. Lamentablemente,  como ya todos sabemos, acertamos. 


Más allá de que nos acusaron de sembrar el terror, la realidad demostró que aún los peores presagios se quedaron cortos.  El “mejor equipo de los últimos 50 años” le redujo las retenciones a los agro negocios y a las mineras,  le perdonó deudas millonarias a las empresas de las que ellos mismos son los dueños, destrozó a la pequeña y mediana industria y al comercio y, al mismo tiempo, intentó eliminar pensiones para discapacitados, quiso quemar el plan Qunita, dejó de financiar los remedios para los jubilados y  suspendió el pago de becas para que pibes y pibas puedan seguir estudiando. Todo junto. Y hoy nos vuelve a poner en la mira a nosotros.


Vos sabés que lo que dicen no es cierto. No despidieron ñoquis, despidieron trabajadores y trabajadoras, algunos con más de 10 años de antigüedad. No redujeron la planta del estado, liberaron lugares para meter amigos, parientes o simpatizantes, siempre con sueldos altísimos y sin control. No optimizaron la administración, la llenaron de cargos jerárquicos sin sentido, con los que ahora no saben qué hacer. No hicieron más eficiente el trabajo, se repartieron el estado como un botín y lo inmovilizaron, a tal punto que las cifras de sub ejecución presupuestaria son alarmantes. Pero, según Macri, la culpa la tenemos nosotros. 


Se viene un momento importante para saber qué nos depara el futuro cercano. En las elecciones de octubre se define si lo que sigue es más ajuste y desprecio por los laburantes o un poco de oxígeno para pararle la mano al gobierno. Las opciones son claras: si gana Macri, nos va a ir peor, así de simple. No tiene que ser así. Depende de nosotros.