Licencia por Violencia de Género para las trabajadoras de la Ciudad, una deuda de la Legislatura Porteña

16 julio 2017

Licencia por Violencia de Género para las trabajadoras de la Ciudad, una deuda de la Legislatura Porteña
   #Gremiales

Necesitamos legislación y políticas públicas que hagan realidad efectiva la igualdad de oportunidades. La incorporación de la licencia por violencia de género para las trabajadoras del Estado de la Ciudad no puede esperar más.

Las trabajadoras y trabajadores del Estado de la Ciudad, tenemos derechos. Derecho a salario digno y para eso, la apertura de paritarias. Derecho a la carrera, al pase a planta, a los pluses ministeriales... También tenemos propuestas. Le pedimos a la Legislatura Porteña que se disponga a representar a las mayorías. Hace más de un año, estamos trabajando en Comisión de Legislación Laboral el proyecto de Licencia por Violencia de Género. Este proyecto tiene que ir  al recinto. La incorporación de la licencia por violencia de género a la ley 471 (que rige las relaciones laborales) para las trabajadoras del Estado de la Ciudad no puede esperar más.


Nombrar las cosas por su nombre. Desnaturalizar una problemática de la cual somos parte todos y todas, y que en el final de su trama asesina mujeres por el simple hecho de serlo. Facilitar y no revictimizar. Que la denuncia judicial no sea condición para poder tomar esta licencia, que el traslado de locación laboral esté contemplado. Hacer la vida viva y libre. Las mujeres, travestis y trans no somos locas ni enfermas. Posibilitar el acceso a esta licencia es abordar una realidad demasiado cotidiana y, más aún, es garantizar la continuidad laboral. Sabemos que sin trabajo y ampliación derechos laborales no se rompe con los círculos de la violencia. Sin independencia económica no hay autonomía posible. Y, para eso, la igualdad jurídica, derechos escritos y ejercidos, abre camino.


Necesitamos legislación y políticas públicas que hagan realidad efectiva la igualdad de oportunidades. Necesitamos que sea la inclusión. Que se aumente el presupuesto para la Dirección de la Mujer, que se cumpla con un CIM por comuna, y se repare la salvaje reducción de personal. Que la política intervenga en la economía del cuidado. La doble  jornada laboral es trabajo gratis y explotación de las mujeres, es recorte de nuestras biografías en el mercado laboral (del trabajo reconocido); nos empobrece, nos excluye; feminiza la pobreza. 


Necesitamos además reintegro por jardines y más jardines, el aumento de las asignaciones familiares congeladas, licencias parentales igualitarias que establezcan la corresponsabilidad de los cuidados, la reparación previsional para mujeres trabajadoras que son madres.


Necesitamos que la política se pregunte, que nos preguntemos por qué en la terrible escalada de la desocupación, dos puntos más se cargan en el cuerpo de las mujeres. Por qué nos matan a las mujeres.


En la Ciudad más rica, la emergencia laboral, social, sanitaria y de la economía del cuidado significa la urgencia. Se juega la vida. 


Una vez más decimos con trabajo, vivas y libres nos queremos.