05 agosto 2016
Ellas, las madres, nos enseñaron con su pañuelo blanco a ser más dignos, a no bajar los brazos, a luchar y a resistir. Y nuestra organización estuvo presente defendiéndola y lo seguiremos haciendo las veces que haga falta.
Empezada la tarde, un operativo policial inédito para detener a una mujer de 87 años, quiso entrar al Instituto Universitario Madres de Plaza de Mayo. Cientos de compañeras y compañeros de ATE Capital y otras organizaciones impedimos el ingreso y la detención de Hebe, ordenada por el Juez Marcelo Martínez de Giorgi.
El abrazo a nuestras Madres siguió rumbo a la plaza, para marchar por vez número 1999, alrededor de la pirámide de Mayo.
Dijeron venir por el “diálogo”, para “unir a los argentinos” y “cerrar la grieta”. Desde el 10 de diciembre del año pasado, lo único que los mueve en todos sus actos, es una sed de revanchismo y odio de clase. Empezaron en Jujuy con Milagro Sala, quien lleva privada ilegalmente de su libertad más de 200 días, siguieron el ataque y la destrucción de las políticas de inclusión y ampliación de derechos, y ahora se meten con NUESTRAS MADRES, con esas mujeres de pañuelo blanco que vienen poniendo el cuerpo en cada lucha desde hace más de 40 años.
Todos debemos ser iguales ante la justicia. Pero ¿De qué justicia estamos hablando? No hay que confundirse, no buscan justicia, quieren venganza; no quieren terminar con la corrupción, sino con la resistencia popular. Pero acá hay un pueblo que no se rinde y que nunca bajará los brazos. Ayer se demostró que la unidad del campo popular, se da en la calle.