03 marzo 2017
Estamos en la antesala de una fecha que será histórica. En este 8 de marzo el límite a la violencia machista se hace acto colectivo y masivo. Las mujeres demostramos que podemos correr el eje del mundo, detenerlo. Significar y poner en acto la evidencia que sin nosotras la rueda no gira.
Mujeres del trabajo formal, del informal, de la economía social y el trabajo no remunerado. Todas somos trabajadoras, todas paramos. Detenemos el tiempo de las acciones permanentes y simultáneas; de lo invisible, de la historia hilada en desigualdad de mandatos, en injusta distribución del tiempo y de la riqueza. Detenemos el silencio. Paramos todas las maneras de ser mujeres obligadas y sus moldes para ser mujer. Paramos y decimos basta a la cosificación de nuestros cuerpos puestos al servicio del deseo siempre del otro.
Paramos y son incontables las significancias que se unen en una sola convicción: decir basta a la violencia machista y a la desigualdad de género, que es también desigualdad económica.
El 8M vamos a poner en cuestión el modelo económico. Porque sin un modelo de inclusión y de igualdad no es posible proyectar autonomía. Sabemos que sin independencia económica no hay salida para el círculo de violencias que tiene en su expresión más extrema al femicidio, pero cuya inequidad y diferencia se juega en todo tiempo y en todo espacio donde se desarrollan nuestras relaciones interpersonales. Por eso decimos con trabajo nos queremos. Trabajo para la vida, para la libertad, para la justicia social que no es sin igualdad de género.
Por comprensión y responsabilidad histórica, el 6, 7 y 8 las organizaciones sindicales vamos a estar en la calle.
Desde ATE Capital, paramos y nos movilizamos en unidad del movimiento obrero y llamamos a los compañeros a estar a la par. Tener que ser los géneros nos atraviesa en todos los ámbitos. Todos y todas somos parte del problema, todos y todas somos parte de la solución.
