18 julio 2017
A 24 años del paso a la inmortalidad del compañero Germán Abdala el máximo referente de la Asociación Trabajadores del Estado desde la recuperación en 1984, se realiza una muestra fotográfica en el que se puede vislumbrar sus años de militancia y momentos decisivos de su vida.
La muestra cuenta con 10 fotos de varios fotógrafos en los cuales se destaca Mónica Hasenberg, quien fotografió momentos personales del mítico dirigente.
Reseña sobre Germán Abdala
Nacido Santa Teresita, estudió en Buenos Aires, en el colegio Manuel Belgrano, y a los 15 años ya militaba en una villa de Parque de los Patricios y después, en otra, de Barracas.
Más tarde se afilió a la agrupación peronista Amado Olmos, enrolada en la CGT de los Argentinos, que presidía Raymundo Ongaro. Y a los 20 años fue delegado en los Talleres de minería del Estado. A los 22, dio pelea a la burocracia gremial de nuestra organización, expresada en Juan Roberto Horvath, a la cual derrotaron en 1984. Fue la primera gran victoria de los trabajadores contra la burocracia cómplice de la dictadura militar.
Aún no había cumplido 30 años cuando ya era Secretario General de ATE Capital y al año siguiente, junto a otros dirigentes, fundó la agrupación política Movimiento Renovador Peronista de la Capital Federal.
Gracias a su claridad política y su conducta intachable y combativa, asumió nuevas nuevas responsabilidades. En 1988 fue ratificado por otros cuatro años como Secretario General de ATE Capital y en 1989 fue electo Diputado por la Ciudad de Buenos Aires, por el Partido Justicialista.
Pero gran parte de la dirigencia sindical y política del justicialismo se alineó junto al menemismo gobernante, traicionando las banderas históricas del '45: privatizaciones, endeudamiento externo, contratos laborales ‘basura’, relaciones carnales con el imperialismo, indulto a los represores genocidas. Su respuesta fue contundente: se apartó del bloque oficialista, integró en el Congreso el grupo disidente "de los ocho", renunció a los cargos partidarios y a la afiliación. Y continuó su lucha de siempre.
Fuente: Norberto Galasso